El 2 de septiembre de 1994, la Central Hidroeléctrica Yacyretá empezó a generar energía. Con la puesta en marcha de su primera turbina, se inició un camino de progreso para el Paraguay. Desde entonces, la central ha funcionado sin descanso para brindar electricidad al país.
En sus primeros días, la central comenzó con una altura de 76 metros sobre el nivel del mar. A lo largo de los años, la turbina ha operado miles de horas, generando una enorme cantidad de energía. Esta energía ha sido clave para el desarrollo del país y el bienestar de sus habitantes.
Las turbinas de Yacyretá conocidas como Kaplan, destacan por su eficiencia. Con un diseño especial, estas turbinas aprovechan al máximo el agua que pasa por ellas. Su potencia y capacidad han permitido a la central convertirse en una pieza fundamental para el suministro eléctrico de Paraguay y Argentina.
Yacyretá no solo ha sido una fuente de energía. También ha contribuido con obras sociales que mejoraron la vida de muchas personas. Desde la construcción de hospitales y escuelas, hasta la instalación de sistemas de agua potable, la central ha estado al servicio del pueblo.
Después de tres décadas, Yacyretá sigue firme en su misión de generar energía. Su aporte ha sido vital para el desarrollo económico y social del Paraguay. Un verdadero símbolo de progreso que continúa impulsando el futuro de la nación.
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