La educación es fundamental en la vida de los seres humanos. Históricamente solo las personas con más recursos podían estudiar y por lo tanto por mucho tiempo, la educación era considerada un “lujo”. Hoy día, la educación es obligatoria y necesaria para que un pueblo pueda salir adelante. La labor de los docentes, sobre todo en Paraguay, no siempre es valorada como se lo merece. Pese a ello, Rosa Bella Cáceres, sigue levantando la bandera de la importancia de la vocación, la responsabilidad, el compromiso y por sobre todo el amor que ha demostrado a lo largo de su vida, entregada a esta noble labor de educar.
Desde que comenzó en el ejercicio de la profesión, a los 19 años, Rosa ha pasado por numerosas dificultades y desafíos para poder entregar una educación que pueda hacer la diferencia en la vida de los alumnos. Desde actividades para comprar bancos, hasta hacer de partera para una colega. Su familia no apoyaba esta decisión de dedicarse a la docencia, lo que provocó una separación de 540 kilómetros entre su sueño y su hogar. Este sacrificio fue necesario para que Rosa no decaiga en su meta, que siempre tuvo un objetivo concreto: SER EDUCADORA de futuras generaciones de paraguayos.
En los años en que se mantuvo activa en la profesión, participó de la creación de muchas escuelas para comunidades humildes e indígenas, además de participar en la educación de adultos mayores. Ella destaca que lo que siempre marcó su labor y lucha en la educación paraguaya, es la entrega física como intelectual, que le brindó a la educación. Muchos de los que tuvieron la fortuna de ser sus alumnos, la siguen recordando hasta hoy como una gran docente que marcó para siempre sus vidas. Hasta el propio Congreso de la Nación ha reconocido su trabajo y dedicación a lo largo de todos estos años.
Recientemente, la Fundación Dequení hizo entrega de reconocimientos a los “Profes que dejan Huellas” edición 2023. Ocasión más que oportuna para que la profe recibiera un merecido reconocimiento a su trayectoria, labor y compromiso con la educación. Emocionada en ese momento, la profe no se guardó nada y agradeció de corazón a la fundación, por la gran labor que realizan con la niñez paraguaya. También instó a los presentes a siempre apostar por la educación que, a pesar de sus fortalezas y debilidades, es necesaria para que los pueblos puedan proyectar el futuro de las próximas generaciones.
Actualmente, la profe Rosa es docente jubilada y presidenta de la Asociación Central de Funcionarios Públicos y Docentes Jubilados del Paraguay. Atrás quedaron los años en los que su espacio era un salón de clases, hoy sigue siempre activa luchando por el bienestar de los jubilados docentes. Una gran lección que nos deja la historia de Rosa Bella, es cuando a uno le gusta su trabajo, no existe el cansancio. La escuela es nuestro segundo hogar, pero es en la casa donde realmente se nos educa para la vida. Así como Rosa Bella ha “dejado una huella”, seguramente hay muchos docentes jóvenes que también “dejarán huellas” en el futuro.
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